Carta al XV Sínodo de los Obispos

Oct 6, 2018 | Colombia - Venezuela, Pastoral Juvenil Vocacional

Nosotros y nosotras, jóvenes de los Hogares Claret de Colombia, queremos hacer llegar un saludo afectuoso y agradecido al querido Papa Francisco y a todos los participantes en el XV Sínodo de los Obispos.

Les escribimos porque nos entusiasma saber que esa gran asamblea internacional de la Iglesia se estará ocupando de nosotros, los y las jóvenes, que hablarán de nuestros valores y alcances, de nuestra indiferencia ante la iglesia y nuestra rebeldía ante la sociedad que nos toca soportar, nuestros sueños y nuestras locuras, nuestros modos originales o distintos de ser y expresarnos y nuestras grandes expectativas para el presente y el mañana. Gracias por tenernos en cuenta y hacernos sentir importantes para Ustedes y para la comunidad mundial.

Sem Esp Atlántico 2018 6Nos presentamos: somos unos dos mil muchachos y muchachas que estamos teniendo en la Fundación Hogares Claret, obra social de los Misioneros Claretianos, la gran oportunidad de nuestras vidas, de salir adelante como personas renovadas, que en un tiempo estuvimos en la drogadicción, fuimos habitantes de calle, niños y jóvenes abusados, víctimas de la violencia intrafamiliar o con nuestros derechos vulnerados, metidos en el mundo de la delincuencia o reclutados a la fuerza para la guerrilla, de la cual escapamos o nos beneficiamos con los recientes acuerdos de paz del país.

Al enterarnos de este acontecimiento del Sínodo, conversamos en nuestras comunidades sobre cuál podía ser nuestro aporte y nuestras sugerencias a Ustedes y, al final, algunos de los nuestros, con la ayuda de nuestros acompañantes, escribimos este mensaje.

Lo primero es reconocer la gran obra social de la Iglesia, que siguiendo a Jesús que tuvo preferencia por los más rechazados (como nosotros una vez) de la sociedad, les ha tendido la mano de manera generosa y efectiva, a través de muchas obras y en muchas partes del mundo. Además, agradecer el liderazgo del Papa, a favor de la justicia y la paz, de las minorías, de los diversos y de los que piensan distinto y proponen alternativas.

Lo segundo es pedirles que en sus debates y, especialmente, en sus conclusiones, tengan muy en cuenta estas inquietudes nuestras:

  • Necesitamos a los adultos en la Iglesia, especialmente los sacerdotes y las monjas, muy capaces de entendernos, de escucharnos y guiarnos más que juzgarnos y regañarnos o no tenernos en cuenta. Que den buen ejemplo, que sean tranquilos, alegres y muy líderes. Que le pongan mucho cuidado a eso de los abusos y la pederastia porque es vergonzoso y está alejando mucha gente de Dios y de las Iglesias y a nosotros nos asusta. Además, que sean sencillos y sepan compartir los bienes de la Iglesia con los más pobres.
  • Sabremos agradecerles todo lo que hagan por acompañar a la familia en su evolución, sus crisis y sus nuevas conformaciones y dinámicas, para que nos entendamos y ayudemos de tú a tú entre las distintas generaciones, sin que se las excluya de los sacramentos y, menos, de la salvación; para que los abuelos no se sientan arrinconados y para que los más pequeños estén siempre protegidos y tratados con ternura formadora.
  • Nos gustaría que las cosas de la Iglesia -las celebraciones, la preparación para los sacramentos, las comunidades y grupos juveniles, las clases de religión donde las hay- sean menos monótonas, más festivas y llamativas, con un lenguaje y una música más apropiados a nuestros tiempos y a nosotros los jóvenes; que nos involucren en su preparación y realización.
  • Sem Esp Atlántico 2018 10Saben que una cosa que desconcierta y divide es la multiplicación de propuestas religiosas que unidas a las de las grandes religiones, nos despistan y nos alejan de todas, especialmente cuando las vemos luchando entre sí o descalificándose mutuamente en el nombre de un Dios o de un Poder superior. Pónganse de acuerdo en el respetarse y en los valores esenciales del ser humano que hay que vivir cada uno y convivir todos, para que seamos justos y felices. Unirse en esto es garantía para que la variedad de expresiones religiosas sean riqueza y no conflicto.
  • Vemos que se han dado pasos para que la mujer sea menos invisible en la Iglesia y la sociedad, pero todavía falta. Sabemos que hay que evolucionar mucho todavía para que se dé el sacerdocio a la mujer, pero nos atrevemos a pedir que lo consideren. Entre tanto, que la palabra de la mujer, su vitalidad y su intuición y modos de ser, sean tenidos en cuenta. Que la Iglesia sea la gran defensora y promotora de los derechos de la mujer y de la equidad de género como un componente básico de la vida social, el amor y la felicidad.
  • Igualmente, que se le haga caso al Papa Francisco en el respeto y la mirada atenta a esas nuevas realidades, complejas y ricas, agrupadas bajo el tema de la diversidad sexual y la sigla LGBTIQ. Todo esto en el intento de fortalecer unas relaciones humanas respetuosas y sanas, una moral muy desde la conciencia y la convivencia, los derechos humanos y la apertura y comprensión de la exigencia y el alcance del Evangelio.
  • Estamos seguros que haciendo sentir su autoridad, influencia y su prestigio en la sociedad, los líderes de la Iglesia podrían lograr que los políticos y los gobernantes de los países estén más al servicio de la gente y respondan a las prioridades que hay en sus territorios con menos palabras y más hechos. Y que a nosotros, los jóvenes, nos abran caminos reales de protección, capacitación, ubicación laboral y participación social que logre una sociedad donde nos ayudemos y respetemos todos. Ah, y que el tema del medio ambiente esté en primer plano, como condición de la supervivencia de nuestro planeta.

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Imaginamos que estos temas están ya en su mente y en las sugerencias que han hecho llegar de muchas partes del mundo, pero estamos seguros que les pondrán toda la atención que se merecen y no defraudarán las grandes expectativas de nuestra generación frente a esta asamblea tan importante, que seguiremos con atención a través de las redes sociales.

Nos sentimos bien representados en ese variado grupo de gente de nuestra edad que el Sínodo ha querido invitar como auditores. Denles la palabra, escúchenlos en serio, tengan en cuenta sus puntos de vista y sus propuestas. Cuentan con todo nuestro apoyo y respaldo.

Que la palabra clara y comprometedora de Jesús, respaldada por su vida y su entrega, resuene en el Sínodo y nos la devuelvan cargada de espiritualidad, esperanza y realismo.

Nuestro saludo y nuestro abrazo

Los y las jóvenes de Hogares Claret

Colombia

comunicaciones@fundacionhogaresclaret.org

Medellín, octubre 1 de 2018.

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