Desde la casa natal de Claret

Ene 14, 2008 | Fundadores

Nadie que sepamos se detuvo a describir el Nacimiento y cuanto ello supuso, aquel dí­a 23 de diciembre del año 1807.
Los años que se avecinaban no lo permití­an en una población, la de Sallent, como en otras que viví­a atemorizada por la inminente amenaza de la llamada “Guerra del Francés” (1808 – 1814).

A todos nos hubiera gustado conocer más en detalle la escena entorno a la cuna rústica del recién nacido, Antoni, por la que habrí­an pasado antes sus cuatro hermanos mayores

al compás del ajetreo monótono y pertinaz de los telares manuales, situados en la planta baja de la casa a pié de la calle Cos, 4.

Joan Claret Xambó y Josefa Clarí Rodoreda, los padres, fueron conscientes del momento. Durante la primera década y parte de la segunda (1808 – 1814)buscaron tener una familia numerosa, patriarcal, hasta el punto de llegar a once hijos (al parecer todos nacidos en esta casa). Su hijo, Antoni, fue el segundo hijo varón y el quinto de los hermanos. Con todo, la alegrí­a se vio varias veces empañada por la muerte de algunos en edad prematura.
A pesar del clima enrarecido por la amenaza de la guerra, nada impidió que fuese bautizado el dí­a de Navidad con los nombres de “Antoni, Joan i Adjutori” (según costumbre en Cataluña) como se desprende del testimonio documental de la Partida del Bautismo (escrita literal en latí­n y desaparecida durante la quema y saqueo del archivo parroquial en la guerra civil española el año 1936) Sabemos que recién nacido fué confiado a una nodriza de la población cercana de Santa Marí­ de Oló para que lo amamantara, dada la poca salud de la madre.
Immersos en los primeros años de guerra, Sallent, como los demás pueblos de su alrededor, empieza la resistencia más activa contra el invasor y teme sus incursiones (1809 – 1810). Al toque del Somaten, la gente huí­a despavorida a refugiarse a las montañas cercanas a la población: Serrahima, Serrassaní§, Roques Blanques ( ésta cerca del Santuario de Fucimaña). El niño Claret con tres años y medio, acompañando a su abuelo materno Joan, casi ciego (iba por los 70 años) formarí­a parte de los grupos de ancianos y mujeres con sus niños en busca de protección, mientras los hombres defendí­an los frentes de guerra.
En el marco familiar transcurrieron los primeros años de su infancia. Cumplidos los cinco años, recuerda ya de adulto, los sueños de su primiera infancia sobre la “eternidad”, que describe con detalle en la Autobiografí­a. Ello se debe al influjo de unos padres piadosos, inclinados a las prácticas y devociones cristianas, con el acento en los “noví­simos”. ¡Aquí­ empezó su tierno despertar misionero!
Cumplidos los siete años comienza en él la afición por las cuerda y el entramado de hilos en los telares manuales, al compás de las primeras letras con su maestro Antoni Pascual. Sus compañeros, que lo aprecian, le llamaban “en Tonet”.
Han transcurrido doscientos años. Hoy no se conservan los vestigios arquitectónicos y artí­sticos de su época, como la pequeña iglesia de entonces con su pila bautismal, ni la cuna ni los telares manuales de su tiempo…Intuí­mos lo que fué, y ello nos basta.
La amplia remodelación llevada a cabo en la “Casa Claret” en Sallent con motivo del Bicentenario del Nacimiento ha permitido recuperar un enfoque global y moderno, situado en su tiempo, de cuanto aconteció en la vida y obra de nuestro Santo Fundador. Los textos de su Autobiografí­a son la guia para la comprensión y estí­mulo de su trayectoria misionera Bien se merece una visita atenta y detenida a Sallent, cuna de San Antonio Mª Claret y Clarí , tejedor, que un dí­a supo cambiar los sueños por los telares, por la pasión para propagar el Evangelio e invitar a muchos a imitarle como evangelizadores.
En ello estamos. ¡Sed bienvenidos!

Antoni Costa Vall-llovera
Superior de la comunidad de Sallent

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