Pautas sobre la Pastoral de Exorcismo y Curación de los poseídos

Ene 11, 2019 | Reservados

Me han llamado la atención que algunos claretianos de ciertos Organismos Mayores se dediquen a la práctica del exorcismo, la liberación de espíritus, y actividades similares relacionadas con fenómenos esotéricos, sin la debida autorización de la Iglesia y de la Congregación. Las formas exageradas de oraciones carismáticas también tienden a recurrir a actos de liberación del diablo sin un discernimiento adecuado. Esta carta pretende dar algunas pautas con respecto al ejercicio de estos ministerios. Sin embargo, esta carta considera valiosa la práctica sacerdotal de orar por los enfermos y los que sufren, y de bendecir a las personas en diversas situaciones, siempre que todo ello sea parte del cuidado pastoral legítimo en favor de las personas encomendadas en la Iglesia local.

1.- Pastoral de curación de los enfermos y los poseídos

Jesús vino a proclamar la Buena Nueva a los pobres, la libertad a los prisioneros, la recuperación de la vista a los ciegos y la liberación a los oprimidos (Lc 4, 18). Durante su vida pública, Jesús sanó a los enfermos y poseídos, y nos enseñó a orar al Padre para “librarnos del maligno” (Mt 6, 13). Marcos afirma que cuando los discípulos salieron a predicar la Buena Nueva en todas partes, el Señor les acompañaba y confirmaba su mensaje con señales (Mc 16, 20). La curación de los enfermos y los poseídos son parte integral de la misión de la Iglesia.

El Papa Francisco, en su exhortación apostólica “Gaudete et Exsultate”, hace referencia a la lucha cristiana contra el diablo, el príncipe del mal (n. 159). El Papa, además, afirma: “Entonces, no pensemos que es un mito, una representación, un símbolo, una figura o una idea. Ese engaño nos lleva a bajar los brazos, a descuidarnos y a quedar más expuestos. Él no necesita poseernos. Nos envenena con el odio, con la tristeza, con la envidia, con los vicios. Y así, mientras nosotros bajamos la guardia, él aprovecha para destruir nuestra vida, nuestras familias y nuestras comunidades” (n. 161).

La Iglesia tiene normas claras sobre la pastoral del exorcismo. El Catecismo de la Iglesia Católica enseña lo siguiente: “El exorcismo solemne llamado «el gran exorcismo» sólo puede ser practicado por un sacerdote y con el permiso del obispo. En estos casos es preciso proceder con prudencia, observando estrictamente las reglas establecidas por la Iglesia. El exorcismo intenta expulsar a los demonios o liberar del dominio demoníaco gracias a la autoridad espiritual que Jesús ha confiado a su Iglesia. Muy distinto es el caso de las enfermedades, sobre todo psíquicas, cuyo cuidado pertenece a la ciencia médica. Por tanto, es importante, asegurarse, antes de celebrar el exorcismo, de que se trata de una presencia del Maligno y no de una enfermedad” (n. 1673).

Es a través de una vida conformada al estilo de Jesús, cultivando las virtudes y llevando una vida santa, que debemos combatir al maligno. Además, es peligroso y autodestructivo aventurarse en exorcismos y pretender combatir las fuerzas del mal sin la debida preparación y una profunda oración.

El Código de Derecho Canónico establece: “Nadie puede exorcizar legalmente a los poseídos sin el permiso especial y expreso del Ordinario local. Este permiso debe ser otorgado por el Ordinario local solo a un sacerdote dotado de piedad, conocimiento, prudencia e integridad de la vida”. (Can. 1172 §1 y 2). En su momento, la Iglesia también aclaró que el Ordinario religioso (Superior Mayor) no puede autorizar a un religioso a realizar el exorcismo. (Carta de la Sagrada Congregación de la Doctrina de la Fe del 29 de septiembre de 1985 a todos los Ordinarios, Cf. AAS 77 -1985- 1169-1170).

Me preocupa cuando me encuentro con hermanos nuestros que ingenuamente se aventuran en la práctica del exorcismo y la curación, e imitan la dramática actuación de pastores evangélicos que actúan a partir de su propia presunta autoridad.

2.- Claret y la pastoral de la curación de los enfermos y poseídos

Nuestra congregación se fundó para buscar en todas las cosas la gloria de Dios, la santificación de nuestros miembros y la salvación de las personas en todo el mundo de acuerdo con nuestro carisma misionero en la Iglesia (CC 2). Tenemos el ejemplo de Claret, quien imitó a Cristo de cerca y se esforzó en proclamar la Palabra de Dios usando todos los medios disponibles a su alcance. Claret narra en su Autobiografía cómo Dios se sirvió de él para curar a las personas de enfermedades del cuerpo y el alma (Aut 170-182). Sin embargo, cuando descubrió que las actividades de sanación le impedían dedicarse a la proclamación del Evangelio, optó por ir a las misiones en lugar de establecerse en la parroquia con sus dones de sanación (cf. Aut 174).

Claret, quien estaba debidamente autorizado para hacer exorcismos, narró muchos casos de posesiones ficticias y advirtió que había de moverse con mucha cautela (cf. Aut 183-191). Según su experiencia, nuestro Fundador declaró que solo uno de cada mil podría llamarse un verdadero caso de posesión (Aut 183). Al ver la naturaleza ficticia de las posesiones y la complejidad del asunto, tomó la siguiente decisión: “Me dije: Más necesario es que saques los demonios de las almas que están en pecado mortal que no de los cuerpos, si es que estos los tienen. Pensé que aquello podía ser un engaño del mismo demonio, y así me resolví a dejar los exorcismos y tomar otro camino” (Aut 184). Debemos aprender de la sabiduría y de la prudencia pastoral del Fundador cuando nuestros misioneros tienen que hacer frente a los casos de “posesiones” que abundan en algunas culturas.

3.- Causas de preocupación con respecto a los exorcismos y la pastoral de sanación en nuestras misiones

Hemos tenido experiencias desafortunadas de misioneros en la Congregación que “descubrieron” su carisma personal de curación y expulsión de los demonios sin el discernimiento adecuado, y se encontraron con muchos problemas. Hay algunos elementos comunes que deberían advertirnos contra la pastoral de liberación que prolifera como hongos en algunas culturas. Las siguientes son algunas de las características comunes de esta falsa pastoral de liberación:

  1. Falta de Autorización. El predicador lleva a cabo el exorcismo a la manera protestante, es decir, sin el debido permiso eclesiástico del Obispo y la aprobación del Superior Mayor de la Orden Religiosa.
  1. Falta de Discernimiento. No hay discernimiento ni experiencia para distinguir entre posesiones falsas, hipocondrías, casos psiquiátricos, problemas psicosomáticos y posesiones malignas. Todo se trata de una forma ingenua en nombre de la “curación por la fe” y, a menudo, los hipocondríacos y los psicosomáticos encuentran un alivio rápido.
  1. Predicadores inexpertos y jóvenes. Los exorcismos se llevan a cabo normalmente por sacerdotes experimentados y espiritualmente competentes que están debidamente autorizados por la Iglesia. Ellos practican una vida muy austera y de oración, porque el mismo Jesús dijo a sus discípulos que sólo mediante la oración y el ayuno tales demonios pueden ser erradicados (Mt 17, 21). Cuando los sacerdotes inexpertos, que no se preocupan por la oración y el ayuno, se aventuran en esta pastoral de liberación, incurren en graves aberraciones con consecuencias nocivas tanto para las personas que sufren como para sí mismos.
  1. Promoción de la ignorancia y las supersticiones. Estos predicadores promueven supersticiones y creencias falsas en lugar de liberar a las personas de la oscuridad de la ignorancia y de las falsas creencias. Desde fuera, parecería que los “demonios” del mundo hubieran de la luz de la educación y de la buena formación cristiana a aquellos rincones del mundo donde la buena educación y el desarrollo están lejos del alcance de la gente común. Por lo tanto, esta práctica equivale a abusar de las personas pobres e ignorantes en nombre de la fe y la religión.
  1. Señuelo del dinero. A menudo, las curaciones milagrosas y la liberación del diablo llevan consigo una gran cantidad de dinero no contabilizado y oculto. La falta de transparencia con respecto a la parte financiera de esta pastoral es otra llamada de alerta y atención contra su autenticidad. El estilo de vida del predicador traiciona las verdaderas intenciones y el verdadero rostro del “dios” de su culto.
  1. División entre la gente. La obra de Dios trae comunión y fraternidad entre el Pueblo de Dios. Me he encontrado con predicadores de la liberación que recurren a visiones y atribuyen las causas de los problemas a la brujería y la magia negra supuestamente realizadas por los familiares, vecinos o familiares envidiosos de los “poseídos”. Tales visiones agravan las divisiones y causan más conflicto en las familias y entre los vecinos.
  1. Abusos sexuales y emocionales. Un número considerable de personas que recurren a la pastoral de liberación son, en su mayoría, adultos vulnerables y niños que, a menudo, son víctimas de abuso y explotación. La mayoría de ellos son mujeres. Su vulnerabilidad y sufrimiento pueden ser aprovechados fácilmente para las necesidades egoístas de los predicadores que, a su vez, tienen heridas personales no resueltas. Ha habido varios casos de abuso sexual real y presunto de víctimas por parte de predicadores de liberación que carecen de integridad de conducta, transparencia de vida y obediencia a sus superiores.

Los dones para la curación y el exorcismo son dones de Dios para el bien de la Iglesia. Están regulados por la Iglesia para hacerlo solo por la gloria de Dios y por el bien de las personas, y para proteger estos dones de posibles abusos. Queremos que nuestros misioneros tomen esta pastoral de liberación y sanación con la preparación y el permiso adecuados, y el fundamento de una vida de oración auténtica.

4.- Separar la paja del trigo: pautas para la pastoral de exorcismo y curación de los poseídos

El ministerio de la Palabra, a través del cual comunicamos el misterio total de Cristo a la humanidad, es, propiamente dicho, nuestra llamada en el Pueblo de Dios (CC 46). La proclamación del Evangelio incluye el mensaje de liberación de todo tipo de esclavitudes. Nuestra misión evangelizadora en la Iglesia tiene como objetivo la liberación de las personas de la esclavitud del pecado, del mal, y la acogida del Reino de Dios. La manera de Claret a la hora de discernir su misión es el enfoque válido que debemos adoptar cuando cualquiera de nosotros siente la necesidad de dedicarse a la pastoral de la liberación y curación. Salvaguardaremos y acompañaremos la pastoral de exorcismo y liberación siguiendo las normas y el espíritu de la Iglesia y la Congregación. En el caso de los misioneros claretianos que realizan la pastoral de liberación y servicios públicos de sanación, se deben seguir las siguientes normas.

  1. Ningún claretiano debe participar en el exorcismo y liberación de posesiones sin el discernimiento adecuado y sin el debido permiso por escrito del Ordinario local del lugar y la aprobación del Superior Mayor Claretiano. El Superior Mayor debe informar al Superior General de cualquier claretiano que lleve a cabo la práctica de exorcismo y liberación de posesiones sin la debida autorización. También es importante que dichas personas hayan recibido una preparación adecuada para poder distinguir entre los casos genuinos de posesión demoníaca y las enfermedades psicológicas que se interpretan erróneamente como signos de posesión demoníaca.
  1. No se deben realizar servicios de exorcismo y liberación a puerta cerrada y sin la presencia de las personas responsables de los “poseídos”.
  1. Cuando un misionero se encuentra con un caso que considera un caso genuino de “posesión” por parte del diablo, debe referir la persona a un exorcista competente y autorizado o referirse al apoyo adecuado ofrecido en la Iglesia local en lugar de asumir el caso baso su responsabilidad.
  1. Cuando el Superior Mayor aprueba la petición de un claretiano, después del debido discernimiento de sus dones y su idoneidad, para la pastoral del exorcismo, se debe obtener el permiso del Obispo para ejercer tal servicio pastoral, y se debe contar con un programa de preparación adecuada del misionero para el mencionado servicio pastoral.
  1. La pastoral de exorcismo y sanación no debe llevarse a cabo para obtener beneficios monetarios. Las donaciones voluntarias deben contabilizarse y utilizarse para el bien de la misión como lo indique el Superior Mayor. Se debe llevar un registro de todas las donaciones para cualquier posible verificación de las autoridades legítimas.
  1. Debe haber una evaluación adecuada de la pastoral de exorcismo y de sus beneficios pastorales para el Pueblo de Dios después de un plazo de 3 años si la persona continúa dedicándose al mismo servicio pastoral.

Espero que estas directivas ayuden al discernimiento de los Superiores Mayores con respecto a nuestros misioneros que solicitan permiso para ejercer la pastoral de exorcismo y liberación de las personas “poseídas” en su labor misionera. Escuchemos a nuestra Santísima Madre que forma y envía a sus hijos a la misión de su Hijo.

 

Fraternalmente,

Mathew Vattamattam CMF

Superior General

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