23 Agosto

Ago 23, 2018 | Claret Contigo

*350.- “Vich, 23 agosto de 1865. – No sabiéndome qué hacer relativo a volver a la corte o no, lo dije al Superior General de la Congregación del Inmaculado Corazón de María, y él encargó el negocio a los cuatro consultores de la misma Congregación, a fin de que todos lo encomendaran a Dios mientras que llegase (el día) de reunirnos. En efecto, el día de la fecha nos hemos reunido, y los cinco votos han sido tres que no volviese y dos que volviese; por lo que, adhiriéndome a la mayoría de votos, he resuelto no ir; entre tanto ocuparme en esta ciudad en dar ejercicios espirituales y en otras cosas semejantes”
Aut 852

DISCERNIR CON DISPONIBILIDAD

En este último párrafo de su Autobiografía, el Padre Claret nos muestra el meollo de su espiritualidad: conocer la voluntad de Dios y cumplirla con la mayor perfección posible. Al salir de la Corte a causa del reconocimiento del reino de Italia por la reina Isabel II, él quería saber si tenía que seguir en su cargo de confesor real o renunciar a él. Mientras él no tenía claro, ni los superiores tampoco, qué decisión tomar en coyuntura tan desconcertante, su único recurso fue la oración, para discernir y conocer la voluntad de Dios.
El Padre Claret se sirvió de este tipo de oración en muchos momentos cruciales de su vida: tuvo que aclarar si permanecer en la parroquia de Sallent o salir para las misiones (1839); si seguir ayudando en la parroquia de Viladrau o ser misionero apostólico itinerante (1841); si seguir viviendo con sus compañeros misioneros de la Congregación recién fundada o aceptar el cargo de arzobispo de Santiago de Cuba (1849); si salir de la corte y volver a su Congregación o regresar a la tarea encomendada (1865). En el caso de Sallent, pidió la ayuda de la oración a su hermana María, que vivía con él; en el caso del arzobispado de Santiago de Cuba, los sacerdotes más prestigiosos de Vic le ayudaron a discernir la voluntad de Dios; en el último caso, sus misioneros le asesoraron respecto de qué decisión tomar.
Más bien que presentar una lista de peticiones, el objeto de la oración es discernir para saber pedir como Dios quiere y orientar la vida según su proyecto. Según Jesús, obedecer a la voluntad de su Padre es el único camino para crecer en nuestra relación fraterna con él. La oración de discernimiento del P. Claret es la búsqueda del conocimiento de la voluntad de Dios y la profundización en el deseo de entregarse a ella. La frase de María “haced lo que él os diga” (Jn 2, 5) es la norma básica para vivir el milagro de abundancia en nuestras tinajas vacías.
Tras presentar tus necesidades en la oración de petición, ¿sueles añadir: “Señor, no se haga mi voluntad, sino la tuya?”

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