¿QUÉ SIGNIFICA FIDELIDAD?
Todos tenemos un conocimiento experiencial de lo que es fidelidad. En la amistad, en la vida conyugal, en el ámbito laboral…
Ella expresa la colocación y el transcurrir de nuestras relaciones con quien está presente en nuestra vida y significa algo para nosotros; alguien que, en cuanto otro, a la vez nos trasciende y puede enriquecernos como personas. Fidelidad tiene que ver con fe, elemento fundamental ya en la convivencia humana y que implica ante todo aceptación del otro como persona y, luego, de su palabra y de su testimonio cuya validez nos resulta indiscutible, generando en nosotros un compromiso, una conducta coherente.
Cuando los cristianos hablamos de fe y fidelidad, nos referimos sobre todo a nuestra relación con ese Alguien que es Dios, cuyo rostro y cuya Palabra se nos han manifestado en Jesús, el Hijo. Con su presencia, sus hechos y su mensaje, Jesús es el testigo fiel (cf. Ap 1,5). Ser discípulos de Jesús implica fidelidad a su palabra y a su propuesta, manifestada en hechos: fidelidad que se construye en el tiempo, con la perseverancia de quien se sabe discípulo en todas las etapas y encrucijadas de la vida.
La actitud fundamental de discípulo, consciente de que esto no ha sido una conquista propia sino gracia e invitación del Señor, no puede ser otra que la humildad y el agradecimiento. Todo lo que uno logra hacer -dice Claret- es fruto del amor de Dios, es obra de su gracia y mira a que se manifieste su gloria. De ahí que los sentimientos y el lenguaje del discípulo sean los de la alabanza del Señor, con olvido de sí mismo.
Vivida así, la fidelidad pasa de ser puro cumplimiento de un deber y adquiere la categoría de un acto de amor, una vida de amor.
Cuenta mucho que nos preguntemos si nuestra vida se construye sólo sobre obligaciones o si está sostenida por opciones inspiradas en un amor fiel, que puede llenarla de alegría y convertirla en buena noticia para los demás…